Ritmo 02
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Una idea de pulso regular y repetido la obtenemos caminando...
...izquierda, derecha, izquierda, derecha...
Ya el homo sapiens tenía un instinto para dividir esas pulsaciones
en múltiplos de dos... por nuestros dos pies.
Y en la subdivisión del pulso está
la parte entretenida del ritmo.
Tomemos al caminar un paso normal
y contemos dos mini golpes por cada paso
...o cuatro por cada paso.
Tendemos a subdividir los golpes en dos
pero en teoría podríamos dividirlos en cualquier cifra
Variadas alternativas se han ensayado por siglos
Una muy recurrida es tomar dos golpes
y dividirlos en grupos más pequeños de tres.
Este patrón es uno de los pilares
de la música folklórica anglo-celta
Y algo tiene que ver con la manera de hablar
y con la poesía popular de esta parte del mundo.
Una tonadilla celta, por ejemplo, sigue exactamente esta subdivisión del pulso
La verdad es que este patrón de "contar de a tres"
será siempre un derivado de "contar de a dos".
Podemos tomar incluso el más famoso tema "en tres tiempos"
y oír subrayados los "dos" y los "cuatro" en su ADN.
El vals Danubio Azul, por ejemplo, va así: un, dos, tres...
Un, dos, tres - Un, dos, tres.
pero siempre podremos escuchar el patrón binario detrás del anterior
Un, dos - Un, dos - Un, dos...
Hay muchas maneras de sacar provecho de las subdivisiones del pulso
pero la manera más simple es ponerlas al principio de cada uno
de modo de tener pulsaciones de diferente duración que ocurren al mismo tiempo
Se puede comenzar entonces con estas dos "blancas"
las dividimos por la mitad y tenemos cuatro golpes de "negras"
que al dividirlas por la mitad nos dan 8 "corcheas"
y si seguimos dividiendo tendremos 16 pequeñas "semicorcheas".
Georg Friedrich Haendel usó estos bloques de construcción
para conseguir un gran efecto en la composición de un himno
para la coronación de Jorge II en 1727, Zadok The Priest,
y que desde entonces se escucha en cada coronación británica.
La introducción se extiende por sobre las semicorcheas
que deben encajar exactamente con las corcheas, de doble duración.
La repetición de estas corcheas y semicorcheas, una y otra vez,
logran crear una increíble tensión en la pieza.
Cuando entra el coro, se obtiene un efecto majestuoso
al hacerlo cantar en las unidades de tiempo más lentas
las negras, y las blancas.
En Zadok The Priest pueden cambiar los acordes
pero el ritmo se mantiene constante.
En la ópera de Philip Glass, Akhenaton,
escrita 250 años más tarde,
escuchamos un patrón similar aunque con una diferencia sutil pero importante
Esto que escuchamos en la ópera de Philip Glass
es un truco perfeccionado por los músicos
africanos, siglos atrás.
El pulso no cambia, pero mientras el patrón
se repite y se repite, algo más está cambiando.
En jerga musical, decimos que
el ACENTO se ha desplazado.
El acento es la cuarta clave del ritmo
junto con el pulso, el tempo y la subdivisión de la pulsación.
Veamos qué es y cómo funciona.
El acento tiene que ver con cuáles golpes
son importantes y cuáles no
Los importantes se recalcan, los otros
se acomodan dócilmente entremedio.
Comparemos esto con la técnica de carrera
de una atleta olímpica
Como la atleta es un ser humano y no una máquina
una de sus piernas es más fuerte que la otra
así, ella se apoya en su pie derecho.
Estos dos pasos, derecha izquierda, derecha izquierda
constituyen el núcleo de todos nuestros ritmos.
Resueltamente, acentuamos el primer paso
y desde el momento que repetimos este mecanismo,
habremos creado nuestra primera regla.
Nuestro instinto de los acentos es tan importante
que incluso los imaginamos donde no existen.
Escuchemos este pulso
que perfectamente podría ser el tic-tac de un reloj.
Pronto estaremos organizando este tic-tac
en grupos de dos, o cuatro.
Nuestro cerebro enfatiza uno de los golpes automáticamente
A medida que continúa, comenzamos a adosar
nuestras melodías favoritas a este pulso
pero todo descansa en acentos que hemos importado
porque no hay ningún énfasis o acento
en esta pulsación generada electrónicamente.
Nuestro cerebro ha sobreimpuesto una jerarquía
en la pulsación, creando acentos virtuales.
En cualquier grupo de pulsaciones idénticas
se puede escoger una y darle un énfasis especial
Así, si se debe dar ocho golpes
podemos dividirlos en dos grupos de cuatro
y poner el acento al principio de cada uno
tal como hace Haendel en Zadok The Priest.
El Akenaton de Philip Glass comienza con el mismo
grupo de cuatro notas de Haendel
pero enseguida va a cambiar la posición donde cae el acento
entonces se convierte en esto...
... después, en esto...
y finalmente, en esto...
Este truco de desplazar el acento fue el recurso
elegido por los compositores "minimalistas" occidentales
de la segunda mitad del siglo veinte.
Pero esto había sido puesto en práctica
por músicos africanos durante cientos de años
cuando debían improvisar durante horas
haciendo cambios sutiles y progresivos
en los acentos cada cierto tiempo.
Hemos creado el pulso y jugueteado con su velocidad,
lo hemos subdividido en unidades más pequeñas
y les hemos agregado acentos...
Nuestra travesía por el ritmo está por terminar...
pero no del todo.
Subdividir las pulsaciones y darles acento
tiene un efecto secundario importante
que le ha dado al ritmo
una carga extra de emoción y energía
a través del tiempo, particularmente en el siglo XX y XXI
Este efecto colateral se llama "síncopa"
... donde el ritmo se suelta, se pone travieso, arrebatado
Síncopa fue un término largamente usado
en los años veinte durante el boom del jazz
para describir su novedoso y atípico ritmo
Pero, aunque no lo crean, el recurso
ha estado aquí por años.
La síncopa es un juego de manos musical
mediante el cual, elegantemente,
se desplaza la acentuación un poco más allá
o un poco más acá
de donde se espera que esté.
Esto hace que la música sea básicamente más divertida
consiguiendo un sonido no matemático, no mecánico
que lo hace más humano, más suelto
Veámoslo en un ejemplo sencillo,
una breve pieza para teclado, una "invención" de Bach
y escuchemos cómo sonaría sin síncopa
Pero lo que Bach realmente escribió es esto
Mi mano derecha, arriba, va deliberadamente atrasada
a lo largo de toda la frase
Esto es la síncopa, en su forma más básica.
Y si bien la podemos encontrar en la música clásica
es más común en la música popular y folklórica
La podemos oír en la música gitana de Europa oriental
El acordeón va algo atrasado
detrás del violín, tratando de alcanzarlo
dándole a la música un aire de urgencia, un ímpetu.
Como poseemos el sentido de un ritmo estable,
este estilo de música, que desplaza el pulso
de donde debería ir realmente
podría merecer nuestro rechazo, pero no,
la manera en que la síncopa juega con nuestras expectativas
nos parece estupenda.
Trucos rítmicos como éste
nos emocionan y nos encantan.