Clara y el conejo de Pascua
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Hola, amigos. Soy la señora Lorena
y hoy vamos a leer Clara y el conejo de Pascua
escrito por Alejandra Longo
ilustrado por Claudia Degliuomini
Tipi es un conejo alegre y travieso.
Tipi tiene ocho hermanos;
es el más pequeño de una gran familia.
Su mamá y su papá están muy orgullosos de todos ellos.
El día de Pascua,
su mamá le dijo: --Tipi, este año es muy especial porque si quieres,
puedes convertirte en un verdadero conejo de Pascua.
--¿Yo? ¿Un conejo de Pascua de verdad?
¡Claro que quiero! ¿Qué hay que hacer? --preguntó Tipi.
--Ven conmigo y te lo explicaré.
--Tienes que ir a las casas de los niños
y dejar un huevo de chocolate escondido en cada jardín.
--¿Eso es todo? ¡Qué fácil! --dijo Tipi.
--Sí --contestó su mamá--,
pero lo más importante
es que tienes que repartirlos todos antes del mediodía.
Tipi le aseguró que cumpliría con su deber,
se despidió de sus hermanos
y se fue muy contento.
Salió temprano y escondió un huevo grande de chocolate en el jardín de Juan.
Luego fue al jardín de Lisa y le dejó otro.
Así, visitó muchas casas del vecindario.
Cuando ya había repartido la mitad de los huevos,
decidió descansar un ratito debajo de un árbol.
¡Pero . . . se quedó dormido!
Una voz muy dulce le despertó:
--Hola, me llamo Clara --dijo una niña--.
¿Eres el conejo de Pascua?
A mí me gustan mucho, pero mucho,
MUCHO, muchísimo los chocolates.
--Hola, yo soy Tipi.
Todavía no soy un conejo de Pascua,
pero si consigo repartir todos los huevos antes del mediodía . . .
¿Sabes qué hora es?
--¡Son casi las doce!
--¡Oh, no! ¡No me va a dar tiempo! --dijo Tipi muy preocupado.
--No te preocupes --dijo Clara--, yo te ayudaré.
Mi mamá siempre dice que entre dos, las tareas son más fáciles.
Clara y Tipi pusieron manos a la obra.
Y entre los dos, consiguieron repartir todos los huevos que faltaban justo a tiempo.
Cuando terminaron,
Tipi sacó de su canasta el huevo más grande y más lindo de todos
Y se lo dio a Clara.
--Gracias por tu ayuda --le dijo--.
Este es para ti.
--¡Muchas gracias! --dijo Clara--. ¡Es fantástico!
¿Me dejas que te ayude todos los años?
¡Claro que sí! --contestó Tipi--. Trato hecho.
Pórtate bien y el año que viene nos volvemos a encontrar.
Y así fue como Tipi se convirtió en un verdadero conejo de Pascua.
Y, todos los años,
reparte huevos de chocolate a los niños del barrio
junto a su nueva ayudante, Clara.